Pronunciamiento del 28 de abril sobre las movilizaciones estudiantiles globales

México, a 28 de abril de 2024

Wake up, is a long night, darling
Wake up, won’t you listen to the people
Wake up from the mountain of lies.
Llunr

El genocidio en Gaza lleva ya siete meses. La impunidad de las acciones del estado de Israel sobre Palestina llevan, sin embargo, más de 75 años. Hoy la estrategia del estado sionista es cada vez más clara para más personas: ocupación, limpieza étnica, eliminación y/o expulsión del pueblo palestino. La narrativa que ha sostenido la impunidad del estado de Israel, que iguala la oposición, la denuncia y la crítica al sionismo con el antisemitismo, se está derrumbando. Y son sobre todo lxs jóvenes, en las universidades, quienes escenifican esa batalla para hablar con la verdad sobre lo que ocurre en Gaza y en Cisjordania. En Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Francia, España e Italia, los gobiernos y los medios de comunicación siguen el mandato del sionismo: y entonces exigir el alto al fuego, defender los derechos de lxs palestinxs no sólo a su tierra sino a su vida, es tildado de antisemitismo y de apología al terrorismo. Se hace evidente que los gobiernos y los medios, que se corresponden con la geopolítica imperial, avalan lo impensable: sacar a los ejércitos a los campus universitarios y apalear a estudiantes y profesores, encarcelarlxs, expulsarlxs de sus trabajos, todo en nombre de la “democracia”. 

Lxs estudiantes, docentes, investigadores y académicxs en México que conformamos el espacio de reflexión, difusión e información Academicxs con Palestina contra el genocidio nos unimos a los llamados, acampadas y actos de solidaridad con civiles que se encuentran dentro de todo el territorio ocupado de Palestina enfrentando un plan genocida que no da muestras de detenerse.

En la memoria de México resalta la importancia de la movilización estudiantil en diferentes fechas a lo largo de nuestra historia, desde movimientos prerrevolucionarios como en el que participaron los hermanos Magón dentro del anarquismo en 1892, la lucha de maestros en 1966, el movimiento social estudiantil terriblemente reprimido por el ejército en 1968 y el 1971, la huelga del CEU en 1987, el apoyo estudiantil al Movimiento Zapatista desde 1994, la lucha por la gratuidad y  la huelga estudiantil de 1999-2000, el movimiento #Yosoy132, la protesta por los hechos de Ayotzinapa, por mencionar algunos. Reconocemos la importancia de otros movimientos estudiantiles, como el que hubo en Estados Unidos contra la guerra de Vietnam. Estos esfuerzos lograron cambiar condiciones políticas al interior y hacia afuera de los recintos escolares, abriendo marcos nuevos de acción en inteligencia colectiva, como también lo fueron referentes anticapitalistas del movimiento antiglobalización en Seattle, el de Occupy y de los indignados que impulsaron acciones en todo el mundo.

La efervescencia del movimiento que presenciamos en las Universidades en muchos lugares del mundo y en los últimos días en Estados Unidos, donde 75 universidades, colegios e institutos están tomados por las acampadas estudiantiles, protegidas por muchxs de lxs maestrxs, dan muestra de que estos centros del poder de las élites se ven contestados por sus estudiantes y profesores que conocen de la implicación del gobierno norteamericano en  la persistencia, continuidad y exacerbación del genocidio en Gaza. 

El movimiento no violento que se autodenomina #OCCUPY4GAZA se extiende en Estados Unidos, que es el principal promotor y defensor de la masacre que vivimos día a día, al no dejar de mandar dinero y armamento. Estas acciones colectivas representan un peligro para el sionismo por su potencial disruptivo del consenso alrededor de la política genocida, tan es así que el mismo Netanyahu, aduciendo muchas mentiras, se apresuró a acusarlo de antisemita y violento y a invocar el uso de la fuerza. Los gobiernos de varios países están en la misma frecuencia: acusan al movimiento estudiantil, que ya es global, de ser partidario de Hamás (v. Nancy Pelosi y Giorgia Meloni) e intentan reducir la cuestión a un conflicto surgido tras el ataque del 7 de octubre, pasando por alto todo el contexto en que esos hechos ocurrieron.

Políticxs, tanto demócratas como republicanxs, sostienen que el asesinato de cerca de 40 mil palestinxs, de los cuales 14 mil niñxs y 8 mil mujeres, es justificado por una frase tan ambigua como cínica: “Israel tiene derecho a defenderse”. 

Lo que se evidencia en los Estados Unidos es la alianza inquebrantable con Israel, en términos de la geopolítica del imperialismo norteamericano. Y en países como Alemania, Italia, Gran Bretaña y Francia, que son el rasero que determina la política de la Unión Europea.  

Sin embargo, el contagio, la solidaridad, la empatía, la necesidad de actuar que se ha manifestado en las calles de innumerables ciudades ocupa hoy el escenario de las Universidades. Como un incendio que se propaga velozmente, se dibuja la pregunta de si las universidades no sirven para pensar e intervenir frente a las atrocidades a las cuales nos conducen lxs dirigentes de la política mundial, entonces, ¿para qué sirven? 

Por eso hacemos hincapié en el boicot académico, que debe centrarse en romper relaciones con las universidades israelíes, cómplices de la política sionista, y en construir así espacios libres de apartheid Israelí (ELAI). Llamamos también a hacer un esfuerzo en otros ámbitos (comerciales, culturales, deportivos) para romper con el sionismo y a unirnos en la demanda de esos campamentos en Universidades del mundo.

Nos solidarizamos con comunidades estudiantiles en resistencia en todo el mundo y nos oponemos a desalojos violentos a espacios de organización estudiantil y al despido y acoso de estudiantes y académicos en el mundo por manifestarse en contra del genocidio en Palestina.

No dejaremos de hablar de Palestina, porque en Palestina se juega el futuro de todxs nosotrxs.



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